Hay un espacio que es infinito porque tu eres infinita.
Ese es tu estado de consciencia, tu sensibilidad, tu esencia.
Hay algo qué es chi.
Chi tiene su origen en una fuerza asociativa y poética que radica su conocimiento en la pertenencia a la unidad y que permite diluir las barreras conceptuales de referencia mezclando poesía en un corazón abierto qué desciende al centro de tu vientre como un suenyo qué se vierte en ti como un oro líquido engendrado en el polvo de estrellas del rocío nocturno de tu alma.
La primera parte de tu entrenamiento te hace consciente de que eres tierra.
Las primeras poses son tierra.
El chi asciende desde la tierra.
Te enraizas.
Este entrenamiento siempre produce que todo tu hara se convierta en tierra profunda y fértil.
Es una tierra húmeda de conciencia.
Cuando enraizas respiras silencio de bosque.
Eres regazo de valle.
Hueles a delicada primavera.
En cada luna llena sentirás un sol reflejado en tu frente, bendiciendo así las noches qué esperan el estío.
Debes comprimir tu vientre ascendiendo la membrana de tu perineo.
Eres como una raíz que absorbe tierra.
Ahora debes situar tu consciencia interior qué se expresa en la profundidad de tus ojos qué se llama mirada en un punto central de tu frente qué abre el valle del espiritu.
Al espíritu se le llama shen.
De ese término surge el conocimiento qué se basa en tu espiritu y se conoce como shen-tido.
El valle del shen es una grieta entre los dos hemisferios de tu cerebro. Llega hasta bahui, la coronilla.
Toda la energía de la tierra ha llegado allí desde tus pies.
La tierra pertenece profundamente a ese cosmos en universo.
Unes ahora la tierra al cielo.
En alquimia es cuando sol y luna copulan, se vuelven solyluna.
En ese momento perteneces a la existencia.
Sientate.
Sientes ese éxtasis y como tu cuerpo tiembla.
Tu entrenamiento te permite ser consciente aunque tu cuerpo tiemble.
Puedes ser consciente en un orgasmo con el universo y eso te permite ser trascendente.
Nunca ha habido nadie ni nada más fértil, tu alma se convierte en aquello qué suenyas.
Hay dos formas básicas, en una conoces y eres distancia, es la vía de los eruditos, de los qué se acercan, sólo hablan de símiles, es como... Sin embargo, la verdadera cumbre, la verdadera cima es aquel qué se sumerge en el río de la vida.
Y ahora, las montanyas vuelven a ser montanyas y los ríos son ríos, pero nunca antes han sido así vistos.
Y vuelves a entender qué más allá de los grandes ideales la vida se centra en las pequenyas cosas como jugar una tarde con un ninyo o dejar que discurra leyendo un domingo, una tarde de lluvia en un pensamiento escrito sobre un vidrio mojado.
Todo pasa y nada a sucedido.
...no le busques sentido no lo tiene.
maestro zen.
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